La Biblia es la Palabra de Dios y es nuestra única regla infalible y verdadera para todo conocimiento salvífico, fe y obediencia. Pero reconociendo la necesidad de sistematizar esas enseñanzas de modo que podamos dar una expresión comprensiva de las doctrinas contenidas en las Santas Escrituras, declaramos que nuestra doctrina se expresa en forma general, verdadera y es claramente presentada en los artículos expuestos de la Confesión de Fe Bautista de Londres de 1689.
Las siguientes declaraciones hacen resumen del contexto mayor de nuestra doctrina:
EL PROPOSITO DEL HOMBRE: Enseñamos que nuestro propósito en la vida y en la muerte es el glorificar a Dios y el disfrutarlo para siempre; y que Dios nos enseña como glorificarlo en Su Santa Palabra. Salmo 86:9; Isaías 60:21; Romanos 11:36; 1 Corintios 6:20; 1 Corintios 10:31; Apocalipsis 4:11
LAS SAGRADAS ESCRITURAS:Enseñamos que la Santa Biblia fue escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo, que es revelación perfecta de Dios y que en sus originales no tiene error. Solo ella revela los principios según los cuales Dios nos juzgará, y solo ella es el centro verdadero de la unión cristiana y la única norma suficiente de autoridad por medio del cual la iglesia se debe regir en todo lo referente a la vida y a la piedad. 2 Samuel 23:2; Proverbios 30:5-6; Mateo 5:18; Marcos 13:31; Juan 8:31-32; Juan 10:35; Juan 17:17; Juan 20:31; 2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:19-21; Hechos 20:32
DIOS:Enseñamos que existe un solo Dios viviente y verdadero, Hacedor del cielo y de la tierra, Glorioso y Santo, y merecedor de toda la gloria, la honra y el honor. Dios es Espíritu invisible e inteligente, que existe eternamente en tres personas: El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo; mi Creador, mi Redentor, y mi Santificador, en quien en Su poder y sabiduría ponemos nuestra confianza. Las tres personas de la Trinidad son iguales en perfección y santidad, y llevan a cabo diferentes funciones en la obra de la creación, la providencia y la redención. Génesis 1:1; 1:26; Deuteronomio 6:4; Juan 1:1-3; Mateo 28:19; Juan 4:24; Romanos 1:19-20; Efesios 4:5-6
LA CREACION:Enseñamos que los cielos y la tierra, y todo lo que existe en ellos, son creación de las manos de Dios, y que todo lo que El ha hecho, El lo dirige y gobierna en todas sus acciones para cumplir los propósitos para los que fueron creados. Afirmamos que la creación del universo físico se realizo como el libro de Génesis literalmente lo relata. Génesis 1:5, 8, 13, 23, 31; Génesis 2:2; Éxodo 20:11
LA CAIDA DEL HOMBRE:Enseñamos que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios; fue hecho santo y sujeto a la ley de su Creador. El hombre, por su transgresión voluntaria, cayó de aquel estado santo y feliz y por ello el género humano es ahora pecador, no por fuerza, sino por voluntad propia. El hombre halla pues su naturaleza enteramente desprovisto de la santidad que requiere la ley de Dios, irresistiblemente inclinado a lo malo, y por tanto sin defensa ni disculpa bajo la justa condenación. Génesis 2:17; Salmo 14:1; Romanos 3:10-12; 3:23; 6:23; Efesios 2:1
LA SALVACION:Enseñamos que una vez que el hombre cayó, Dios, en Su amor, comenzó a llevar a efecto Su plan de redención planeado desde antes que el mundo fuese. Romanos 8:29, 30; Efesios 1:4-5; Apocalipsis 13:8
El Sacrificio por los Pecados:Enseñamos que la Obra esencial en la redención fue que Dios mismo se hizo carne en la persona de Jesucristo para morir en expiación por el pecado de la humanidad. Solo así pudo perdonar al pecador y seguir permaneciendo justo, vindicando Su Santa naturaleza. Lucas 1:31-35; 1 Timoteo 3:16; Juan 12:27; Marcos 10:45; 1 Timoteo 1:15; Romanos 3:26
Salvación por Gracia:Enseñamos que la elección es aquel propósito eterno de Dios según el cual regenera, santifica y salva por pura Gracia a un pueblo escogido. Reconocemos que la salvación es totalmente por gracia por medio de la fe en la sangre de Jesucristo que nos limpia de todo pecado; y no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho. La Gracia de Dios es tal que excluye toda jactancia y promueve toda humildad, siendo posible conocerla al ver sus efectos en la vida de todos los que realmente reciben a Cristo, y siendo Su Gracia el firme fundamento de la seguridad cristiana. Juan 15:16; Efesios 1:3-5; Efesios 2:8-10; Romanos 3:24-26; Romanos 4:4-8,16; Romanos 8:29-30; Tito 3:5; 2 Pedro 1:10
La Regeneración:Enseñamos que para ser salvo hay que ser regenerado, o sea, nacer de nuevo. La regeneración consiste en comunicar al alma el carácter santo. Este nuevo nacimiento es obra del poder del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, y se efectúa en nosotros de una manera incomprensible, consiguiéndose así que voluntariamente confiemos en las promesas del Evangelio y mostremos frutos de arrepentimiento, fe y novedad de vida. Juan 3:4-5; 2 Corintios 5:17; Juan 1:12-13; 1 Pedro 1:3
El Arrepentimiento y la Fe:Enseñamos que el arrepentimiento y la fe son deberes sagrados. Éstas son gracias inseparables, labradas en el alma por el Espíritu Santo, mediante las cuales nos volvemos hacia Dios sinceramente humillados y profundamente convencidos de nuestra culpa. Confesándonos a Dios y suplicando Su misericordia reconocemos por la fe al Señor Jesucristo como Profeta, Sacerdote y Rey, en quien exclusivamente confiamos como Salvador y Señor. Marcos 1:15; 1 Juan 1:9; Romanos 10:9-10
La Justificación:Enseñamos que la justificación es el gran bien que Cristo asegura a los que en Él tienen fe. Esta justificación incluye el perdón de los pecados y el don de la vida eterna. Cristo da esta justificación exclusivamente mediante la fe en Él, y no por consideración de ninguna obra de justicia que hagamos. Mediante la fe Dios gratuitamente nos imputa la justicia perfecta de Cristo que nos introduce a un estado de paz y de favor con Dios. Efesios 2:8-9; Romanos 4:2-3; Romanos 5:1
LA SANTIFICACIÓN:Enseñamos que la santificación es aquel proceso mediante el cual se nos hace partícipes de la santidad de Dios según Su voluntad. Ésta es una obra progresiva que principia con la regeneración y que el poder del Espíritu Santo desarrolla en el corazón del creyente. Para ella el Espíritu emplea continuamente los medios señalados, sobre todo, la Palabra de Dios, el examen propio, la abnegación, la obediencia y la oración. 1 Pedro 1:15-16; Filipenses 2:12-13; Juan 17:17; Gálatas 5:22-25
LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS:Enseñamos que los verdaderos regenerados, los nacidos del Espíritu y sellados por el Espíritu Santo hasta el día de la redención, no apostatarán para perecer irremediablemente sino que permanecerán hasta el fin. Su unión perseverante a Cristo es la señal notable que los distingue de los que superficialmente hacen profesión de fe. Juan 10:27-28; Marcos 13:13; Romanos 8:1; Romanos 8:38-39; Efesios 1:13-14; 1 Juan 2:19
LA CONDUCTA CRISTIANA:Enseñamos que todo cristiano debe vivir para la gloria de Dios y el bien de su prójimo; que su conducta debiera de ser sin mancha ante el mundo; que debiera ser un fiel mayordomo de todo cuanto Dios le ha dado; y que debiera de procurar para sí mismo y para otros alcanzar la estatura de la plenitud de Cristo. 1 Corintios 10:31; Romanos 12:1-2; Juan 14:23-24; 1 Juan 2:3-5; Colosenses 1:10; Efesios 2:8-10
LA IGLESIA:Enseñamos que la iglesia de Cristo es una institución local y visible, compuesta de creyentes bíblicamente bautizados por inmersión; que perseveran en la doctrina de los apóstoles y que obedecen las ordenanzas como lo ejemplifica Cristo en el Nuevo Testamento. La iglesia fue fundada por Cristo para propagar el mensaje de redención al mundo entero, para enseñar todas las cosas que nos ha mandado, para custodiar los asuntos del reino de Dios aquí en la tierra, y para ser columna y baluarte de la verdad hasta el fin del mundo. La iglesia es un cuerpo democrático, autónomo, que responde únicamente a Cristo, cabeza de la iglesia de acuerdo con Su voluntad revelada en la Biblia. Ninguna otra institución tiene autoridad bíblica para llevar a cabo la Gran Comisión si esta no llena los requisitos que Cristo exige a Sus iglesias como se muestra en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, cada persona tiene la solemne obligación de identificar una iglesia bíblica y unirse a ella, para servir a Dios. La institución de la iglesia se ha perpetuado visiblemente en una ordenada sucesión de iglesias locales bajo diferentes nombres a través de los siglos, fiel al patrón del Nuevo Testamento con el propósito de representar apropiadamente Su nombre a todas las generaciones hasta Su segunda venida. Mateo 16:18-19; Mateo 18:17-18; Mateo 28:19-20; Lucas 12:32; Hechos 1:8; Hechos 2:41-42; 1Corintios 11:23; 1 Timoteo 3:15
LAS ORDENANZAS DEL SEÑOR: Enseñamos lo siguiente de las ordenanzas. Bautismo:Enseñamos que el Bautismo cristiano es la inmersión en agua del que profesa fe en Cristo, hecha en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Mediante este emblema hermoso el creyente proclama su fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, y a su vez el Señor le testifica acerca de la regeneración y perdón que tiene en Cristo, la muerte al pecado y la resurrección a nueva vida. El bautismo es un paso de compromiso y obediencia al Señor y requisito previo para los privilegios de la vida de iglesia, como por ejemplo la Cena del Señor. Mateo 28:19; Hechos 18:8; Hechos 8:36-38; Romanos 6:3-4
Cena del Señor:Enseñamos que la Cena del Señor es cierta provisión de pan y vino, que representa el Cuerpo y La Sangre de Cristo. De ella participan los miembros de la iglesia reunidos con éste fin, sabedores de que debe preceder a su observancia el autoexamen detenido de cada partícipe. Con la Cena del Señor el creyente conmemora la muerte de Cristo y proclama la fe que tiene en Él, mientras Dios confirma al creyente su participación en los merecimientos del sacrificio de Su Señor. Mateo 26:26-31; Marcos 14:22-25; Lucas 22:19-20; 1 Corintios 11:23-31
LA SEGUNDA VENIDA:Enseñamos en el regreso personal y visible del Señor Jesucristo a la tierra en el Día Final para juzgar a los vivos y a los muertos. Creemos en la resurrección del cuerpo, el Juicio Final, la felicidad eterna de los justos y la condenación eterna de los impíos. Marcos 14:62; Mateo 16:27; Juan 14:3; Hechos 1:11; Filipenses 3:20; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51-53
EL JUICIO FINAL:Enseñamos que hay una diferencia radical y esencial entre los justos y los impíos, y que a ojos de Dios no hay justos verdaderos aparte de los regenerados. Éstos han sido justificados mediante la fe en Jesucristo, y santificados por el Espíritu Divino. A ojos de Dios, son impíos cuantos sigan impenitentes e incrédulos, y que esta diferencia es permanente entre unos y otros después de la muerte ante el Trono del Juez en el Día Final. 2 Timoteo 4:1; 1 Corintios 4:5; 2 Tesalonicenses 1:6-9; Apocalipsis 20:11-15