Podríamos pensar que en su encuentro con Pedro al lado del mar de Tiberias después de su resurrección, Jesús hubiera demandado de Pedro fidelidad, compromiso, buenas obras, u otro tipo de acto que dejara claro que el pecado de negar a Jesús había quedado en el pasado. Sin embargo, lo que Jesús hizo fue preguntarle a Pedro tres veces si le amaba. Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas mas que estos? ¿Me amas? ¿Me amas? (Juan 21:15, 16, 17). Pedro, el que había llorado amargamente la noche que negó a su Maestro (Mateo 26:75), tres veces le dice a Jesús, “Tu sabes que te amo.”
Seria el amor a Jesús lo que guiaría a Pedro en su ministerio; ministerio donde apacentaría corderos, pastorearía ovejas, y apacentaría ovejas del rebaño de Jesús (Juan 21:15, 16, 17). Seria el amor a Jesús lo que llevaría a Pedro a ser ceñido por otros y por lo cual extendería sus manos en martirio (Juan 21:16). Y seria amor la principal razón por la cual Pedro tenia que seguir a Jesús sin importar lo que suceda con otros. Era amor, amor por Jesús. Era amor, amor por Aquel que se dio en una cruz así demostrando tan perfecto amor. Era amor, amor por el Mesías que vino y recató al miserable pecador de su tragedia infernal. “En esto hemos conocido el amor, en que el puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16). El amor a Jesús es lo que separa al Cristiano de aquellos que no conocen la gracia de Dios. Es el amor a Jesús lo que distingue al discípulo de los curiosos que atienden nuestras iglesias. Es el amor a Jesús lo que nos motiva a marchar en caminos de sumisión, santidad y servicio. Se trata del bendito amor. ¿Amas a Jesús? Mi oración es que sea así, porque el verdadero discípulo ama a Jesús. Dios te bendiga con su amor. |
Romanos 12:2
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." Archivos
July 2021
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